La cercanía de Belorado con la Rioja y las fértiles tierras favorecidas por la vega del río Tirón confieren a la huerta beliforana un matiz original y atrevido: cebollas, ajos, pimientos, puerros, etc.
Por lo que se refiere al viñedo, nos consta que durante la Edad Media experimentó un importante desarrollo pero, a finales del periodo, fue entrando en decadencia y a mediados del XVIII la producción vitivinícola ya no es mencionada en el Catastro del Marqués de la Ensenada.
La importancia de la cosecha cerealística y la existencia de una notable corriente fluvial permitió, desde muy antiguo, la instalación de mollinos harineros cuyo número era de diez a mediados del s. XVII. La mayor parte contaba con una casa adjunta para vivienda del molinero y eran propiedad de destacados miembros de los estamentos privilegiados muchos de los cuales, al no residir en la villa, los habían alquilado.