Las almendras garrapiñadas son almendras recubiertas de caramelo. En Burgos gozan de especial fama las de Briviesca, que se conocen a nivel internacional. No se conoce su origen, pero según algunos podrían venir de un feriante que traía el tarrillo y ofrecía almendras garrapiñadas para que se acercasen a jugar. Pudo quedarse a vivir en Briviesca y, con un pastelero de la zona, empezar a elaborarlas.
Sus ingredientes son pocos y sencillos: almendras, agua y azúcar, y sobre todo, el buen saber hacer de las gentes briviescanas. Se trata de una almendra de la variedad largueta recubierta de azúcar, cuyo aspecto es ligeramente blanquecino y menos brillante que el de otras almendras garrapiñadas.
La almendra, que es el ingrediente mayoritario, aporta almidones y grasas insaturadas en proporción adecuada. Si bien su valor calórico es elevado, la cantidad en que se consumen hace de ellas un buen complemento de la comida o merienda.
La excelente materia prima de la que se parte, unida a una elaboración artesanal hace que estas almendras tengan una gran aceptación. También el agua caliza de la zona contribuye a sus particulares características. Se presentan en cajitas de plástico y metal, lo que junto a su larga duración –se pueden conservar en sitio fresco y seco durante aproximadamente un año– hace de ellas un excelente producto para llevar y obsequiar a familiares y amigos tras una estancia en Burgos.